Engaño y Desengaño en el Barroco
Si hay un "leitmotif" central en el arte Barroco, ese es el tema del desengaño. Tomemos un ejemplo en la arquitectura. La fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago , obra maestra del Barroco arquitectónico, sólo es una cara, un trampantojo, que simplemente oculta el pórtico románico que hubo siempre . Afortunadamente, los arquitectos del siglo XVIII no derribaron la magnífica obra del maestro Mateo para construir un pórtico nuevo, y lo mantuvieron como siempre había estado hasta entonces, si bien oculto tras esta fachada de Fernando de Casas y Novoa. El desengaño es también el tópico más importante de la literatura barroca. Como los sonetos son poemas breves, son ideales para ejemplificar este tipo de explicaciones. Observemos el siguiente soneto humorístico de Quevedo , el cual es en realidad, si bien se piensa, un amargo canto al desengaño. Es, ciertamente, un humor amargo, al retratar a una mujer que es una cosa vestida pero desnuda es otra que en nada se le pare