El ovillejo-calambur


Os presento una cita del gran Cervantes:

Retrato de Cervantes
¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
Y ¿quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
Y ¿quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!
De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.

Este tipo de pequeño poema o forma estrófica, se llama ovillejo.

El ovillejo consiste en diez versos dispuestos de la siguiente forma:

  • tres preguntas o afirmaciones de 8 sílabas cada una (versos octosílabos);
  • les siguen, una por una, sus respectivas tres respuestas, de 3 sílabas cada una (versos trisílabos).
  • Cada respuesta rima con la pregunta de la cual es contestación.
  • A esos seis versos les sigue una redondilla; es decir, una estrofa de cuatro versos de ocho sílabas cada uno que riman el primero con el cuarto y el segundo con el tercero (abba).
  • El verso final de esta redondilla es el final de todo el ovillejo, y está formado por las mismas tres palabras de las contestaciones anteriores.
  • La rima del ovillejo es consonante; es decir: se repiten todas las vocales y consonantes desde la última vocal acentuada de las palabras que riman (en la rima asonante se repiten sólo las vocales).

Los ovillejos más famosos son los de Cervantes, porque se supone que fue él quien los inventó.

Otro ejemplo de ovillejo de Cervantes:

¿Quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!
Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son

muerte, mudanza y locura.

Calderón de la Barca fue el primer dramaturgo en incluir ovillejos en sus obras de teatro en verso.

Por ejemplo, he aquí uno de su obra La fiera, el rayo y la piedra (1651):

Retrato de Pedro Calderón de la Barca

Cupido: Céfiro ¿en quién dicha espera? Música: En una fiera. Cupido: ¿Y quién a Ifis da desmayo? Música: Un bello rayo. Cupido: ¿En quién Pigmaleón no medra? Música: En una piedra. Cupido: Ninguno llegue a ser yedra del laurel que ama, porque hoy lloren todos, que yo soy la fiera, el rayo y la piedra.

A veces, en lugar de tres sílabas, los versos cortos del ovillejo pueden tener cuatro sílabas o más, porque, aunque no de modo obligatorio, cuando los versos de las preguntas acaban en vocal y los de las respuestas empiezan también por vocal, en el ovillejo está permitida la sinalefa entre los versos largos y los cortos.

La RAE define sinalefa como unión en una única sílaba de dos o más vocales contiguas pertenecientes a palabras distintas; p. ej., mu-tuoin-te-rés por mu-tuo-in-te-rés.

Así pues, por ejemplo, entre los versos primero y segundo está permitido: Cé-fi-roen-quien-di-chaes-peraen-u-na-fie-ra, como si fuera todo un solo verso dodecasílabo.

Zorrilla escribió en ovillejos dos escenas enteras del acto II de su Don Juan Tenorio. En la siguiente imagen, las dos escenas de Zorrilla con las palabras que forman el último verso de cada ovillejo marcadas en rojo, y el último verso también.

Una vuelta de tuerca al ovillejo: el ovillejo-calambur.

El ovillejo goza de una gran predicamenta hoy en día, aunque a mí no es que me haga un tilín especial porque me parece una forma muy popular artificiosamente forzada como si este retorcimiento fuera a darle más calidad.

Es decir, me suena a una especie de "kitsch" a medio camino entre el Renacimiento y el Barroco.

Por eso he decidido proporcionarle un pequeño giro al ovillejo, e inventar el "ovillejo-calambur".


Ejemplos de calambur serían:
  • ¿Por qué lavó la rueda? /¿Por qué la bola rueda?
  • Mi madre estaba riendo. / Mi madre está barriendo.
  • En tren o en coche deportivo / entreno en coche deportivo.
  • ¡Ave, César de Roma! / a veces arde Roma.
  • Yo lo coloco y ella lo quita / yo loco, loco, y ella loquita.
El ovillejo-calambur es igual que un ovillejo normal; sólo que las palabras de los versos trisílabos, en lugar de combinarse para dar una oración en la que participan ellas mismas, se combinan para originar un calambur, que es el último verso de la estrofa:

¿Si algo es de un tigre carnaza?
¡Lo caza!
¿Y si alguien ya no más cava?
¡Acaba!
¿Y ñoño qué significa?
Llorica.
Pues, ya seas chico o chica,
convendrás que una demente
es, si ecuestre y bien pudiente,
locaza, a caballo, rica.

De momento sólo he compuesto tres ovillejos-calambur. Uno es el que acabáis de leer, y los otros dos son los siguientes:

Va masticada al abdomen:
la comen.
¿Qué orden de monjas es esa?
Salesa.
El rosal da flor hermosa.
Y rosa.
Si, de belleza, una diosa
ante una mesa mastica,
y tiene clase la chica,
la comensal es airosa.

¿Cuál hija de Zeus te suena?
Elena.
¿Qué es "no orina" en lengua fea?
No mea.
¿Que al aire ropa escurría?
Tendía.
Si hombre bajo en demasía
despachaba en una tienda
y entré a comprar una prenda,

el enano me atendía.

No obstante ser una forma poética todavía en pañales, el ovillejo-calambur es un tipo de composición que promete, y auguro que llegará a ser muy cultivada.


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