La Mejor Novela de Cervantes es su Propia Vida

William Shakespeare y Miguel de Cervantes

En realidad, esta entrada tenía que haberla escrito ayer pero he tenido que dejarla para hoy por razones que no vienen al caso.

El 23 de abril, se celebra el Día Mundial del Libro. Suele decirse que se escogió esta fecha para llevarlo a cabo anualmente porque tres escritores muy importantes coincidieron en morir tal día como este, en 1616.

Además de esos tres autores, cuyos casos particulares desglosaré a partir del siguiente párrafo, la Unesco añade que este día es también importante para el resto de las literaturas del mundo porque «la fecha también coincide con el nacimiento o la muerte de otros autores prominentes como Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo».

El primero de los escritores a quienes me he referido en primera instancia es William Shakespeare.

Y es cierto que este escritor inglés falleció tal día como hoy, 23 de abril; pero en realidad lo hizo 10 u 11 días antes (según se mire) del 23 de abril de 1616 que se dice lo hicieron los otros dos a quienes todavía no he nombrado.

A mediados del siglo XVI, aún se usaba en todo el mundo occidental el calendario juliano. Este era un modelo de calendario que había sido introducido por Julio César en el 46 antes de Cristo.

Obviamente, con este calendario los romanos de entonces no empezaban a contar los años a partir del nacimiento de Cristo. Ellos lo hacían ab urbe condita (desde la fundación de la ciudad de Roma), o bien desde la fundación de Hispania.

Fue a partir del siglo VI, y más en concreto del que actualmente conocemos como año 525, cuando se empezaron a contar los años desde el nacimiento de Cristo.

Pero a mediados del siglo XVI, los astrónomos de la Universidad de Salamanca descubrieron que las inexactitudes del calendario juliano habían conducido a éste a un retraso de 10 días con respecto al calendario solar original.

Imagen: Jacek Halicki/Wikipedia

Entonces se pusieron manos a la obra para mejorar los aspectos técnicos, elaborando un calendario nuevo que recuperase los días perdidos a lo largo del tiempo. En 1582 lo tuvieron listo y se lo propusieron al Papa, que era considerado entonces como una especie de autoridad mediadora internacional, a falta de otras entidades que pudieran encargarse de esta tarea, como la ONU.

El Papa, a la sazón Gregorio XII, apreció las ventajas del nuevo almanaque y lo adoptó él mismo, con lo cual fue aceptado inmediatamente por los países católicos, como España, Francia y Portugal, y gradualmente por el resto del mundo occidental.

Por esta razón, se conoce al nuevo calendario como «gregoriano».

Pero en Inglaterra no mandaban entonces los católicos, sino los protestantes. De modo que, pese a sus ventajas, el gobierno británico se negó a implantar este nuevo calendario, cosa que seguiría sin hacer hasta que, en septiembre de 1752, los ingleses dieron por fin el brazo a torcer en vista de que ya habían perdido 11 días.

Tuvieron entonces un motín en las calles porque, al tener que adelantar la fecha en el almanaque, el populacho interpretó que le habían robado 11 días de vida.

Como Shakespeare murió en 1616, en su país todavía no se había cambiado al calendario gregoriano, así que en realidad, según la fecha moderna habría fallecido el 3 de mayo (once días más tarde, contando el propio 23 de abril).

Que la vida de Cervantes es su mejor novela no es que lo diga yo, sino que fue el escritor toledano don Francisco Navarro Ledesma quien lo dijo, y por eso puso la vida del autor del Quijote en forma de una novela que ha seguido siendo la mejor y más influyente biografía de Cervantes hasta el día de hoy.

Tanto es así, que el libro llegó a influir en Las meditaciones del Quijote de José Ortega y Gasset.

A pesar de haber fallecido de un infarto a edad muy temprana, a Navarro Ledesma todavía le dio tiempo en la vida no sólo a escribir una biografía de Cervantes como la que hemos descrito, sino a ser íntimo de Ángel Ganivet (otro que murió en su tercera década pero por diferentes motivos), y a cultivar también la amistad de Menéndez y Pelayo, Ortega y Gasset, Rodríguez Marín, Azorín y Pérez Galdós.

Cuando tenía 20 años, Navarro Ledesma inició con Leopoldo Alas Clarín una amistad que acabó ocho años después propinándole una bofetada a éste en la escalera del Ateneo de Madrid, después de que el asturiano le hubiera increpado por un artículo que Ledesma había escrito en el semanario satírico Gedeón.

Bueno, pues el tema con Cervantes es que tampoco falleció el 23 de abril. En realidad, este día fue enterrado, tras haber fallecido el día anterior.

El autor que sí falleció exactamente el día 23 de abril de 1616, fue el peruano Garcilaso de la Vega el Inca.

Este es un escritor en realidad muy importante, ya que se trata del primer escritor nativo americano de la Historia.

No escribió en inglés, ni en francés, ni en ninguna otra lengua europea, sino en castellano.

El Inca Garcilaso de la Vega, era inca por parte de su madre, descendiente del Inca Tupac Yupanqui. Es un escritor de elegante prosa renacentista, que cuenta tanto entre los llamados historiadores de Indias, además de ser el primer gran escritor de ficción etnográfica en América, al intercalar cuentos folklóricos en sus escritos.

Para ver a un escritor nativo americano en inglés, habríamos de esperar todavía más de siglo y medio, cuando encontramos a Samson Occom (1723-1792), un nativo de la tribu mohegana que se hizo pastor evangélico y escribía sus propios sermones, que más tarde llegó a publicar.

Ahora os dejo con la biografía de Cervantes:

Y debajo, con el tema del Quijote:



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