La Verdadera Inspiración de «Aquellos Ojos Verdes»

Los ojos verdes es una leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer.

Pero en esta entrada no vamos a hablar de esta leyenda, ni de Gustavo Adolfo....

Y es que la canción dice que tus ojos fueron los que le dieron el tema dulce, pero si nos fijamos en ciertos detalles no está contando la verdad al cien por cien.

Fueron tus ojos los que me dieron
el tema dulce de mi canción,
Tus ojos verdes, claros, serenos,
ojos que han sido mi inspiración.

Aquellos ojos verdes de mirada serena,
dejaron en mi alma eterna sed de amar;
Anhelos de caricias de besos y ternuras
de todas las dulzuras que sabían brindar.

Aquellos ojos verdes serenos como un lago
en cuyas quietas aguas un día me miré,
No saben las tristezas que a mi alma le dejaron
aquellos ojos verdes que ya nunca besaré
.

Aquellos ojos verdes, que data de 1929, fue el primer bolero cubano compuesto específicamente para piano y de trascendencia mundial.

El autor de la música fue el pianista cubano Nilo Menéndez (1902-1987); y la letra es de su compatriota, el poeta Adolfo Utrera, que se suicidó en 1931, cuando sólo contaba 30 años.

La canción se estrenó en 1930, siendo su primera intérprete la pianista y vocalista María Cervantes. Al año siguiente, Eddie Woods y Eddie Rivera la publicaron en inglés con el título Those Green Eyes.

Tal vez, quienes más famosa hicieron la canción fueron el inmortal trío mexicano Los Panchos.

El tema de los ojos tiene en poesía una larguísima historia, pero el antecedente más claro de esta canción parece ser el madrigal A unos ojos de Gutierre de Cetina.

He aquí el texto:

Ojos claros, serenos
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos
.

A unos ojos es sin duda uno de los poemas más estudiados de la literatura española. A su extraordinaria popularidad desde el mismo principio contribuyó el que ya en su época, el Renacentismo, hubiera sido musicado como motete por el gran compositor sevillano Francisco Guerrero (1527 - 1599).

De hecho, el madrigal de Gutierre de Cetina es totalmente original como modelo lírico.

No era nada nuevo que los ojos se considerasen como el atributo que daba la medida de la hermosura de las personas. Por eso, el filósofo y poeta judío-portugués León Hebreo (1464-1530) había escrito:

Los ojos no semejan a las otras partes del cuerpo, no son carnales, sino lúcidos, diáfanos y espirituales; parecen estrellas, y en hermosura exceden a todas las otras partes del cuerpo.

Pero el tópico halla su paradigma en Cetina, quien elaboraría más poemas tratándolo y desarrollándolo de una forma que nadie antes ni después ha conseguido emular; aunque, eso sí, imitadores y ecos de mayor o menor fortuna no le han faltado hasta los tiempos modernos, en España y en el extranjero.

Sonetos y madrigales completos de Gutierre de Cetina

Por su estructura y la gran cantidad de seguidores que halló, A unos ojos se convirtió en el canon del madrigal, composición poética consistente en diez versos que obedecen al siguiente esquema: 7a / 11B / 11B / 7c / 11D / 7d / 11C / 7c / 7a /11A.

En la notación que he usado en el párrafo anterior, el número corresponde a la cantidad de sílabas que tiene el verso, mientras que la letra se refiere a la rima. Se utiliza mayúscula para los versos de arte mayor (nueve sílabas o más), y minúscula para los versos de arte menor (menos de nueve sílabas).

En 1773, López de Sedano publicó una antología de poetas castellanos célebres que recoge este madrigal en una versión más corta, en la cual los versos «no me miréis con ira / porque no parezcáis menos hermosos / ¡ay, tormentos rabiosos», quedan sustituidos por un único «¿por qué a mí solo me miráis con ira?», que los especialistas han clasificado como erróneo o espurio, al no hallarse registrado en ninguna edición anterior que se conozca.

Además de un extraordinario madrigalista, a pesar de haber dejado sólo cinco madrigales conocidos, Gutierre de Cetina era también un excelente sonetista. Aquí os muestro uno de sus sonetos, en el que insiste en su tema favorito, cómo no, el de los ojos:

Por los ojos Amor entra, y derrama
en el alma un ardor que la enflaquece;
el ansia de gozar, fuego parece;
templada obstinación su fuerza trama.

De un hijo que Amor tiene, el cual se llama
Deseo, la Esperanza nace y crece;
mas contra el hijo y nieta el Hado ofrece
un bastardo temor que los desama.

El fin que Amor pretende es ser amado;
Temor, que a ningún bien del padre alcanza,
viene contra los dos acompañado

de Enojos, de Sospechas, de Mudanza,
Desdén, Ingratitud, Celos, Cuidado,
armado de mortal Desconfianza.

En fin, que tan famoso es el madrigal A unos ojos, que hasta yo mismo no he podido resistir la tentación de grabarlo.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Presentación

Fernando de Herrera

Las tipologías de endecasílabos